jueves, 11 de agosto de 2016

"En Cuba ya no se corre tan rápido"



Resulta asombroso que 88 años después de que Pepe Barrientos, el relámpago del Caribe, hermanara el récord mundial de 10,2 segundos en la carrera de los 100 metros planos, Cuba no tenga un solo velocista capaz de lograr algo parecido.

Aquella hazaña, no fue obra de la casualidad: entre la década de 1920 y 1950, la llama de la denominada "prueba reina del campo y pista" se mantuvo ardiendo bajo las grandes actuaciones de figuras como José A. Torriente, Jacinto Ortiz, Rafael Fortún y Raúl Mazorra, a los que siguieron los célebres Enrique Figuerola, Hermes Ramírez, Pablo Montes, José Triana, Silvio Leonard, Osvaldo Lara, Leandro Peñalver y Andrés Simón, entre otros.

En los años 60 y 70, los velocistas de la Isla lograron resultados de primer nivel. Hubo cubanos en las finales de los Juegos Olímpicos de Roma (1960), Tokio (1964) y Ciudad de México (1968). Posteriormente, según datos oficiales, en las Olimpíadas celebradas de 1980 a 1988, se lograron diez de las mejores marcas del mundo y 35 registros entre los cien primeros.

Sin embargo, de ahí en adelante el declive de los corredores cubanos no ha cesado hasta hoy. Es preocupante que esta prueba del atletismo -que junto a la carrera de los 110 m con vallas siempre ha gozado de una gran tradición en Cuba- desde 1986 esté sumida en una crisis que parece no tener fin.

Para conocer las posibles razones de este descalabro en esta rama del atletismo, conversé con Osvaldo Lara Cañizares, uno de los mejores velocistas que dio Cuba en la década de 1980. Nacido en La Habana el 13 de julio de 1955, en su época fue considerado el poseedor de la mejor arrancada en la prueba de los 100 metros planos, aunque también corría los 200 metros.

Lara comenzó a competir en 1977 manteniéndose en la élite de esta disciplina hasta que en 1986 dijo adiós al deporte activo. Durante su carrera, representó a Cuba en Juegos Centroamericanos, Panamericanos, Olímpicos y otros circuitos, obteniendo notables resultados. Su mejor marca, de 10,11 en los Juegos Centroamericanos de Medellín en 1978, aparece entre las siete mejores de todos los tiempos en el país.

Después de su retiro del atletismo activo, comenzó a trabajar como entrenador en varios combinados deportivos de la capital, incluyendo la Escuela Superior de Perfeccionamiento Atlético (ESPA). En 1995 trabajó como instructor en Perú, y en 2002 en Venezuela, trasmitiendo sus experiencias y enseñanzas a un jóvenes atletas de esos países.

Pero al igual que otros deportistas cubanos, Osvaldo Lara se siente abandonado y olvidado por las autoridades deportivas, las mismas que un día le exigieron sacrificios y se aprovecharon de su gloria.

¿Cuáles son los principales problemas que afrontan los velocistas en Cuba?

-Más allá de los problemas de todo tipo que sufren las familias cubanas, la mayoría de las captaciones de aquellos atletas con aptitudes físicas para la velocidad, técnicamente presentan muchas dificultades. Pocos poseen espíritu de sacrificio, a lo que se añade la falta de concentración tan necesaria en estas pruebas.

-Es por eso que a veces percibimos corredores que a los 18 o 19 años paran los relojes en 10,25 segundos, pero al no trabajar en los detalles técnicos, llegan a los 25 años con los mismos cronos.

¿Qué tendría que hacerse entonces para rescatar la velocidad en Cuba?

-Hay que hacer demasiadas cosas. Por una parte los recursos que asigna el INDER son irrisorios. Tenemos que convocar y estimular a los deportistas y a los buenos entrenadores cubanos que ahora mismo brindan servicio en otras latitudes. Además, debemos conectarnos con la tecnología mundial para dar tratamiento a la preparación de la fuerza en el área de las carreras de velocidad, y dar atención a las instalaciones deportivas de atletismo.

-Vaya a ver el estado calamitoso en que se encuentra el Estadio Olímpico, al este de la capital. Y ni qué decir del Pedro Marrero. Esto, sin mencionar los terrenos de la ESPA y otros combinados deportivos, verdaderos potreros. Así no puede existir rendimiento en la velocidad.

¿Qué opina del hecho de no haber podido participar en las Olimpíadas de Los Ángeles en 1984?

-A pesar de ganar el oro en los Juegos de la Amistad de Moscú, en 1984, sentí la frustración más grande de toda mi carrera deportiva. Durante cuatro años me había preparado como nunca antes con mucha disciplina y tesón, y estaba en el pináculo de mi vida deportiva.

-Todos saben que en los juegos Olímpicos de Los Ángeles la gran estrella fue el velocista y saltador estadounidense Carl Lewis quien cumplió su objetivo de ganar cuatro medallas de oro -entre ellas los 100 metros con marca de 9.99 segundos- e igualar la hazaña del mítico Jesse Owens en los Juegos de Berlín 1936.

-Sin embargo, de no haber existido aquel maldito boicot yo hubiera ganado la medalla de plata, ya que mi tiempo en Moscú (10,17 segundos) fue mejor que el de Sam Graddy, de Estados Unidos (10,19 segundos), ganador de la plata, y que el de Ben Johnson (10,22 segundos), ganador del bronce.

Texto y foto: León Padrón Azcuy
Cubanet, 3 de mayo de 2016.

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