viernes, 20 de febrero de 2015

Donaciones de sangre en Cuba: necesidad para unos, negocio para otros



Una vez al mes, Eduardo se llega a una pequeña clínica de extracción de sangre en la avenida Mayía Rodríguez, en la barriada habanera de La Víbora, para hacer su habitual donación.

“Tengo una tarjeta de donante permanente. A cambio de mis donaciones de plasma, el Estado me otorga un kilogramo de pollo y unas libras de viandas mensuales, pero lo habitual es que se pasen varios meses sin dártelos. A mí, por ejemplo, todavía me deben seis kilos de pollo. Después de cada extracción nos dan un bocadito de jamón y queso y un refresco. Ese extra de alimentos, aunque mínimo, me sirve para complementar mi dieta, ya se sabe lo caro que resulta la comida en Cuba”, apunta Eduardo.

Iraida, enfermera de un puesto de extracción de sangre, cuenta que la lista de donantes voluntarios disminuye aceleradamente cada año. “La gente prefiere vender la sangre a personas que la necesitan. Se paga entre 5 y 10 pesos convertibles por cada donación, a veces más”.

Daniel vende su sangre a personas que van a tener una intervención quirúrgica. “Me han pagado hasta 20 cuc. Realizo hasta dos extracciones al mes. Con regularidad me hago chequeos médicos para saber mi estado sanguíneo. La gente a quienes les vendo el plasma me lo pide. Ese dinero me ayuda a mantener a mi hijo”.

En cada hospital de Cuba existe un banco de sangre. Según un médico, el plasma no es suficiente. “Tenemos déficit de plasma. Yo le sugiero a mis pacientes que van operarse que consigan un donante en su familia. Y si tienen dinero, que lo compren. En mi hospital, el plasma inventariado se reserva para casos complejos”.

Un funcionario municipal de Salud Pública dice que desde mediados de los años 80, el Estado cubano exporta plasmas sanguíneos. “Es un negocio que genera entre 40 y 50 millones de dólares anuales. También se venden órganos y extractos de glándulas. No es ilegal, recuerda que cuando las personas se hacen su carnet de identidad, voluntariamente, aceptan a donar sus órganos”.

Los medios oficiales de prensa no suelen publicar noticias referidas a este tipo de negocios. María Werlau, directora ejecutiva del proyecto Archivo Cuba, ha realizado una detallada investigación sobre el tema.

En noviembre, en el diario español ABC ella publicó un artículo donde asevera que solo a Brasil, el régimen exportó 16 millones de dólares en productos sanguíneos en 2011 y 4,8 millones en 2013.

Según Werlau, las exportaciones de extractos de glándulas y órganos al país sudamericano llegaron a 88,4 millones de dólares el año pasado. Se conoce que la autocracia verde olivo tiene en los servicios médicos su primera industria.

A pesar de que las estadísticas oficiales se manejan con reserva, se sabe que anualmente reportan ganancias netas entre 8 mil y 10 mil millones de dólares por concepto de servicios médicos en medio centenar de naciones.

Al régimen cubano se le acusa también de explotación laboral con los cooperantes médicos en el extranjero, porque el Estado se apropia hasta del 80% de su salario y los galenos han servido para consolidar compromisos políticos favorables al gobierno.

Detrás de negocios de los cuales poco se habla existe un problema ético. A donantes voluntarios de sangre como Eduardo, el Estado no le paga un centavo y la mísera canasta alimenticia que le otorga, suele entregársela con retraso.

Los donantes de sangre y las personas que al morir donan sus órganos, desconocen el negocio montado por el gobierno de su país. La intención de esos ellos es ayudar al prójimo de manera altruista.

Si el Estado cubano lucra con sangre, plasma y órganos, debieran pagarle al donante o sus familiares, en caso de una persona fallecida. Pero me temo que en asunto de dinero a los hermanos Castro no les gusta negociar. Incluso con cosas que no son suyas.

Iván García

Foto. Banco de sangre en La Habana, uno de los 46 existentes en Cuba. En la isla también hay168 centros fijos de extracción y alrededor de mil móviles. Tomada de Las exportaciones de sangre de Cuba 1995-2010.

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